lunes, 13 de mayo de 2013

Colombia: estructura industrial e internacionalización 1967-1996




Determinar el impacto de la ley 50 sobre los costos laborales es una tarea compleja en la medida en que las modificaciones introducidas por esta ley se superponen con las normas introducidas con la reforma a la seguridad social, ley 100 de 1994, y la reforma al Servicio Nacional de Aprendizaje,(13) que también afectaron los costos laborales de las empresas. Sin embargo, la sensación entre empresarios es que la relativa disminución de los costos laborales proveniente de la reforma laboral, específicamente de la eliminación de la retroactividad de las cesantías y de la acción de reintegro, luego fueron rebasados por el aumento de las cotizaciones de la seguridad social a cargo de los empleadores, estipuladas en la respectiva reforma(l4).
Antes de la ley 100 de 1993, las contribuciones a la seguridad social constituían el 13.5% de los salarios, del cual le correspondía al empleador el 9% y a los trabajadores el 4.5% restante. Con la ley 100, el pago para pensiones y para salud se incrementó, hasta alcanzar en 1996 un 18.1% a cargo de los empleadores, lo que representó un aumento de más de nueve puntos porcentuales. Por su parte, la reducción de costos laborales con motivo de la eliminación de la doble retroactividad de las cesantías ha sido calculada en aproximadamente 4.2 puntos porcentuales, monto insuficiente para compensar el incremento del costo laboral por cotizaciones a la seguridad social.
 El Cuadro 6.1 ilustra de manera sucinta la evolución de las cargas laborales sobre la nómina, tanto antes de la introducción de las leyes 50 y 100 como después. En el cuadro se observa, que las principales reducciones en costos laborales provinieron del pago de cesantías, mientras que el mayor incremento se originó en las contribuciones adicionales a la seguridad social, en salud y en pensiones.
Algunas encuestas realizadas a empresarios industriales ofrecen a nivel cualitativo una mejor idea de cuáles han sido los beneficios y costos derivados de la reforma laboral. Según la encuesta realizada en 1994 por Fedesarrollo, un 37.2% de las empresas industriales encuestadas respondió que el mayor beneficio de la ley 50 había sido la eliminación de la doble retroactividad de las cesantías, seguido por el 32.9% que eligió la mayor certidumbre acerca de los costos laborales debido a la eliminación de la acción de reintegro y de la pensión sanción. A su vez, con respecto a la pregunta de cuáles eran los principales obstáculos para la generación de empleo después de la ley 50 de 1990, el 32.9% hizo alusión a los mayores costos de la seguridad social, mientras que el 17.3% respondió que se trataba de los costos de despido -los cuales se incrementaron con la nueva tabla de indemnizaciones a partir de la vigencia de la ley 50-.
Los costos laborales en Colombia siguen siendo relativamente bajos si se comparan con otras economías más desarrolladas, incluso después de entrar en vigencia las disposiciones de la ley 100 y la ley 50. Este hecho se refleja en el Cuadro 6.2 en donde aparecen un índice del costo laboral por hora para trabajadores de producción en siete países. Mientras que en 1980 Colombia ocupaba el cuarto lugar en orden descendente según el valor de los costos laborales por hora, en 1990 pasó a ser el de menor costo relativo y en 1996 sólo México presentaba un menor costo laboral. En términos de la competitividad externa, estos resultados podrían reflejar una relativa ventaja a favor de Colombia ya que ante un mercado de referencia como son los Estados Unidos, los costos laborales serían menos onerosos que los de otros países.
Sin embargo, los anteriores resultados pueden resultar engañosos si no se comparan con la productividad laboral. En un escenario de globalización, sustentar la competitividad en la abundancia relativa de factores productivos, como el trabajo o los recursos naturales, puede resultar muy frágil ante incrementos en la competitividad provenientes de mejorías en los procesos productivos, desarrollo tecnológico e incrementos en la productividad.
En tal sentido, el Gráfico 6.1 ofrece unos comparativos de productividad laboral entre Colombia y otros países de referencia. (15) Como se puede observar, Colombia muestra un productividad laboral varias veces inferior a la presentada por los Estados Unidos y Hong Kong y parcialmente inferior a la de Portugal. A su vez, Colombia es el país que ha crecido menos en su productividad laboral. Dicha situación desvirtúa, por lo tanto, el que esté ganando competitividad a pesar de tener costos laborales relativamente menos onerosos que los demás países. Por el contrario una economía como la de Hong Kong, a pesar de que ha venido incrementando sus costos laborales en una proporción muy superior que la de Colombia, compensa dicha situación con aumentos sustanciales en términos de su productividad laboral. La escasa mejoría en la productividad laboral de Colombia pone en tela de juicio la capacidad real de la industria para competir con éxito en los mercados externos.
De otra parte, el incremento reciente del desempleo (l6) ha sido asociado en cierta medida con el incremento sustancial de los costos laborales a cargo del empresario, lo cual evidencia que aun teniendo un relativo menor costo en términos internacionales esto no se traduce a nivel interno en una mayor estabilidad del empleo y mucho menos en una dinamización del mismo. El debate reciente ante la problemática del desempleo ha generado diferentes alternativas. Entre ellas, el gobierno propuso la creación de incentivos tributarios y subsidios a las empresas que generen empleo, aspecto que fue rebatido con la contrapropuesta de eliminar sobrecostos sobre la nómina como la cotizaciones al Sena, al ICBF, reducción del impuesto redistributivo del componente de cotización para la seguridad social, entre otras.

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